Las enfermedades crónico- degenerativas son causantes de múltiples limitaciones físicas y emocionales, desencadenando una serie de impedimentos, que interfieren en el desempeño diario de actividades y principalmente en el ámbito laboral de las personas que las padecen. El término crónico- degenerativas significa que estas enfermedades van avanzando progresivamente hasta que termina con la vida de la persona sin que exista alguna cura para detenerla. Las enfermedades crónico degenerativas más comunes son Hipertensión arterial, diabetes, cáncer, artritis; las cuales son un problema evidentemente creciente conforme avanza la edad de la población ya que se estima que en el año 2000 se encuentran registrados aproximadamente 8 millones de personas afectadas a nivel mundial y el Ecuador también se integra a este problema, lo que representa un gran desafío para los servicios de salud y por ende para la sociedad, ya que a nivel nacional aproximadamente el 80,8 por 100.000 habitantes sufren de alguna enfermedad crónico degenerativa, que se constituye dentro de las primeras causas de morbimortalidad a nivel mundial.
Las enfermedades crónicas son enfermedades de larga duración y por lo general de progresión lenta. Las enfermedades cardíacas, los infartos, el cáncer, las enfermedades respiratorias y la diabetes son las principales causas de mortalidad en el mundo, siendo responsables del 63% de las muertes. En 2008, 36 millones de personas murieron de una enfermedad crónica, de las cuales la mitad era de sexo femenino y el 29% era de menos de 60 años de edad. Las enfermedades crónicas constituyen un problema de salud en las sociedades contemporáneas. Según Nobel en 1991, citado por Avellaneda y otros,1,2 el aumento sostenido de la incidencia y prevalencia de las enfermedades crónicas a nivel mundial desde el pasado siglo, especialmente en países con altos indicadores de salud y desarrollo, su carácter complejo y multifactorial, su impacto sobre poblaciones vulnerables y el hecho de que producen una limitación importante en la calidad de vida y el estado funcional de las personas que las padecen, las ha convertido en un verdadero reto desde lo económico, lo político, lo social y lo personal. De la misma manera que son el resultado de la integración de múltiples factores, en especial de carácter social, que involucran cambios epidemiológicos, demográficos, medioambientales, relativos a estilos y modos de vida3 y a la individualidad, sus consecuencias también tienen múltiples resonancias sobre diferentes espacios y dimensiones. Al decir de Roca Perara,4 las enfermedades crónicas rebasan los marcos institucionales sanitarios y abarcan la vida cotidiana de la persona, así como sus redes sociales. Una vez instauradas pueden producir cambios psíquicos y corporales intensos y modificar áreas de vida significativas, lo cual demanda de las ciencias de la salud superar el enfoque exclusivamente centrado en signos y síntomas físicos para dirigir la atención hacia la repercusión de la enfermedad sobre los diferentes ámbitos de la vida de la persona enferma, defendiendo un marco de comprensión y abordaje cada vez más holístico.1 Es importante, en este sentido, abordar los impactos generados por las enfermedades crónicas sobre las diferentes áreas de vida y reflexionar sobre los ejes de significación subyacentes, partiendo de reconocer la amplitud, variedad y heterogeneidad de las experiencias de salud como experiencias sociales,5 y por tanto, sin pretender generalizar, aun menos absolutizar. El trabajo parte del reconocimiento de que cada proceso de enfermedad impone particularidades relacionadas con sus modos de expresión, intervención, y significación, así como que los aspectos individuales y sociales juegan un rol importante en la manera de vivenciarlo. Sin embargo, la revisión del tema arroja luz sobre la existencia de dimensiones comunes a las diferentes experiencias de enfermar crónicamente, las cuales son sensibles de someterse a discusión a partir de categorías psico-socioculturales como las construcciones de género, los significados del cuerpo y los sentidos construidos respecto al proceso salud-enfermedad. Plan de Acción de Promoción de la Salud en Enfermedades Crónico-Degenerativas. Son aquéllas que van degradando física y/o mentalmente a quienes las padecen, provocan un desequilibrio y afectan a los órganos y tejidos. Las enfermedades degenerativas pueden ser congénitas o hereditarias Una enfermedad degenerativa es una afección generalmente crónica mediante un proceso continúo basado en cambios degenerativos en las células, en la cual la función o la estructura de los tejidos u órganos afectados empeoran con el transcurso del tiempo. Este tipo de enfermedad se puede manifestar por procesos normales de desgaste del organismo, por elecciones relacionadas con el estilo de vida tales como ejercicio o hábitos alimenticios.1 A menudo las enfermedades degenerativas son contrapuestas con las enfermedades infecciosas Las enfermedades degenerativas más comunes incluyen las enfermedades cardiovasculares, arterioesclerosis, cáncer, diabetes, obesidad, esclerosis múltiple, artritis, síndrome pre-menstrual, lupus, osteoporosis, artrosis, cálculos urinarios, hígado graso, cálculos biliares, mal de Parkinson, Alzheimer, divertículos. Comúnmente estas enfermedades toman un período de tiempo prolongado para que se desarrollen. Estas enfermedades ocasionan una destrucción progresiva de los tejidos. Interfieren con la capacidad del cuerpo para funcionar de forma óptima. Algunas enfermedades crónicas degenerativas pueden prevenirse; es posible minimizar los efectos de alguna enfermedad. ¿Qué es la diabetes mellitus? Es una enfermedad crónica en la que los niveles de azúcar en la sangre están anormalmente elevados, porque el organismo no produce suficiente insulina o no responde a la misma. En general, la epidemia mundial de enfermedades crónicas se ha pasado por alto o se ha considerado como de menor importancia en relación con otras enfermedades. La promoción de la causa es esencial para ayudar a aclarar las dudas y para impulsar las iniciativas a todos los niveles. La realidad es que 80% de todas las enfermedades crónicas ocurren en los países de ingresos bajos y medios. En ellos, los hombres y las mujeres sufren de enfermedades crónicas y por esa razón viven mucho menos que las poblaciones de los países de ingresos altos. Se ha calculado que las defunciones prematuras en países como China, India y la Federación de Rusia ocasionarán la pérdida de miles de millones de dólares en ingreso nacional durante los próximos 10 años. Sin embargo, es posible revertir la epidemia mundial de enfermedades crónicas. Si se reducen las tasas mundiales de defunción por enfermedades crónicas en otro 2% anual —con respecto a la evolución prevista si continúa la negligencia— se evitaría la muerte de 36 millones de personas a lo largo de los próximos 10 años. La mayoría de los países que han logrado reducciones drásticas en las enfermedades crónicas lo han hecho mediante la adopción de enfoques amplios e integrados que abarcan tanto la prevención como el control, teniendo en cuenta los riesgos comunes subyacentes y agrupan a las diferentes enfermedades crónicas bajo una estrategia unificadora. Es más probable que la promoción de la causa sea fructífera cuando grupos de interés relacionados con las enfermedades crónicas que aparentemente son diferentes, se unen para divulgar mensajes comunes y abogar por medidas unificadas. Si combinan sus voces para transmitir el poderoso mensaje de que las iniciativas amplias e integradas pueden detener la epidemia mundial de enfermedades crónicas, los promotores de la causa pueden lograr verdaderos cambios. En la unión de muchos está la fuerza. La promoción de la causa de las enfermedades crónicas es esencial para acabar con las ideas falsas, forjar compromisos para la acción y detener la epidemia mundial. Este manual muestra el camino a seguir.